Hace cuatro días más o menos que no lograba levantarme de la cama. He estado en un estado medio zombie, sin comer y sin reír, con dolores en todo el cuerpo y el ánimo por el piso. Ahora que finalmente salí de ese estado, entiendo que fue como si hubiese entrado en un túnel de sombras.
Dolor, pérdida, muerte. Son las capas del ego, creo yo, lo cadúco, lo que pesa, lo que sobra, lo que tenía un próposito y ya no lo tiene.
Ese túnel uno lo ve antes de entrar, empieza uno a sentirse débil, triste, incómodo. A veces hay situaciones que nos empujan a su boca, y otras veces solo sucede. Muchos lo evitamos, hacemos todo lo que podemos para distraernos de ese dolor, de esa incomodidad que pide a gritos ser escuchada.
Otros valientes, nos adentramos en su profundidad, entregando el control absoluto a una fuerza más poderosa que nos urge atravesarlo. ¿Hasta cuando uno puede seguir escapándose de su propia sombra? ¿Hasta cuando podemos evitar ese dolor que nos pide a gritos ser atendido?
Enfrentarnos con aquello que más tememos es el regalo más hermoso que podemos darnos. Del otro lado del túnel, esta uno mismo esperando con los brazos abiertos, ansios@ por recibirnos, ya más ligeros, más auténticos.
"Nudos en el Alma" - Watercolour on paper (Original & prints avail.)
La vida sucede y esta totalmente fuera de nuestro control. Creo que lo más sabroso es poder entregarse de lleno a la incertidumbre, a lo desconocido. Podemos atravesar el túnel de las sombras sin distraernos, es una elección que en verdad vale la pena. La vida no tiene atajos. El trabajo de integración sucede, queramos o no, y es mejor hacerlo conscientes de lo que esta sucediendo.
Entregarse al dolor es entregarse a la vida. Sólo cuando atravesamos el dolor, somos capaces en verdad de gozar la vida a pleno, porque la soledad y el sufrimiento dejan de ser algo a lo que temerle, o de lo que escaparse. Entonces nos transformamos en el movimiento mismo del Cosmos, la plenitud de la vida.
No podemos seguir viviendo a medias. La vida es demasiado corta. Hay que zambullirse de lleno en su grandeza, mojar los dedos de los pies en su superficie no vasta.
La vida es inmensa, es hermosa. Es rica en matices, es misteriosa. Es una montaña rusa de emociones varias, no hay que temerle a ninguna de ellas.
Y el camino lo recorremos sólos, los túneles estan diseñados para el auto-conocimiento, tenemos que atravesarlos sólos, no hay otra opción.
Y si tenemos suerte, nuestra pareja, los amigos, la familia, estarán también del otro lado, dándote la bienvenida a una nueva etapa, un nuevo capítulo de tu vida, más ligero, más sincero.
Porque en vida morimos y renacemos mil veces. No hay que temerle a la muerte, es tan solo un cambio a otro estado de consciencia.
Gracias por leer.
(escrito el 26 de Septiembre del 2015)